La ardilla voladora (Pteromyini) es un integrante de la familia de los Sciuridae, compuesta por unas 43 especies. Distinto a lo que sugiere su nombre, este pequeño roedor es incapaz de volar, pero sí de planear o deslizarse entre los árboles. En su hábitat natural puede vivir unos seis años, pero en cautiverio su esperanza de vida se incrementa a 10 o 15 años, pues se mantiene a salvo de sus depredadores, el mapache, el coyote, la serpiente arborícola y el búho, entre otros.
Conocida también como ardilla planeadora, posee una membrana que conecta sus patas delanteras con las traseras y le permite planear cuando salta de un árbol a otro, logrando cubrir distancias de 90 metros o más. Con ayuda de esa membrana puede llegar intacta al suelo y huir rápidamente ante las amenazas de otros animales.
Mecanismo de deslizamiento de la ARDILLA VOLADORA
Con el tiempo han surgido diversas teorías con las que se ha intentado descifrar el mecanismo de deslizamiento de la ardilla voladora. Una de ellas lo vincula con la eficiencia energética y la búsqueda de comida, ya que el vuelo es un método enérgicamente eficiente para ir de un árbol a otro mientras come. Curiosamente, la ardilla voladora tiene mayor agilidad para hurgar entre la vegetación que la ardilla de árbol.
Otra de las hipótesis sugiere que sus membranas han evolucionado para que puedan escapar de sus enemigos y evitar maltratos o lesiones en situaciones de peligro, cuando optan por deslizarse para poder escapar.
Características de la ARDILLA VOLADORA
Sus negros y enormes ojos la ayudan a moverse tranquilamente en la oscuridad de la noche, cuando sale en búsqueda de sustento, incluso se estima que es capaz de distinguir una amplia gama de colores. Su capacidad auditiva está muy desarrollada, es ágil y sumamente activa, por lo que se aconseja mantenerla en una jaula grande provista de un escondite y numerosas ramas.
Una ardilla voladora adulta puede pesar 300 gramos, y medir de 20 a 30 centímetros. Posee orejas pequeñas carentes de pelo, y su cuerpo es de color café.
Al momento de saltar usa su cola, semejante a una pluma, para direccionar el “vuelo”. Antes de aterrizar abre la membrana y se coloca en posición vertical, ralentizado así la caída.
La ardilla voladora es un animal homeotermo, es decir, que tiene la cualidad de regular la temperatura de su cuerpo. Lo hace mediante una manta de lípidos subcutáneos que alberga sobre su piel.
Hábitat de la ardilla voladora
Es común encontrar ardillas voladoras en las zonas boscosas de Norteamérica. Construyen varios nidos con hojas o ramas que recolectan y que van uniendo hasta formar madrigueras que tendrán sólo un agujero de acceso. Debido a que hibernan durante todo el invierno, algunas de esas guaridas las utilizan como depósito para su sustento. Por lo general van rotando de una en una para cubrir sus necesidades básicas.
Alimentación de la ardilla voladora
La ardilla voladora lleva una dieta omnívora, por lo que se alimenta de la flora y fauna que tiene a su alrededor. Asimismo, es capaz de cazar diminutas aves, algunos bichos e inclusive salamandras. Complementan su “menú” diario con cortezas, frutas, nueces y los huevos de ciertas aves.
Reproducción
Su época de reproducción es entre marzo y abril. En ese tiempo toma especial importancia la capacidad de “volar” que tenga el macho, porque es precisamente esta habilidad la que atrae a la hembra, que alcanza su madurez sexual antes de cumplir el año de edad.
El período de gestación dura poco menos de 40 días. Pueden tener hasta tres camadas al año. Cada una consta de dos a seis ardillas voladoras, pero suele sobrevivir sólo la mitad de ella. Cuando nacen las crías son diminutas, de un tamaño comparable a la yema de los dedos. Son ciegas, calvas y tienen escasa movilidad. La madre las amamanta hasta que puedan ingerir alimentos sólidos. Para mediados de otoño la mayoría están planeando entre las copas de los árboles.
Peligros de la ardilla voladora
Como sucede con una extensa variedad de especies, la ardilla voladora se encuentra amenazada por la deforestación, que minimiza su hábitat.
Por otra parte, hay personas que colocan trampas o veneno en los patios y residencias para prevenir que las ardillas voladoras ingresen en sus hogares a hacerse con la comida.
De igual modo, hay individuos que las capturan para convertirlas en animales domésticos, algo que puede resultar contraproducente. Muchas son las ardillas voladoras que mueren porque quienes las adoptan no tienen los conocimientos necesarios para mantenerlas saludables. Por ello, en países como Finlandia han tomado medidas para su protección e incluso la han nombrado especie protegida. Es suficiente ver a una ardilla voladora entre los árboles o hallar sus heces en la superficie para que se pospongan o cancelen proyectos inmobiliarios.
Curiosidades
Es numerosa la población de ardillas voladoras que habita en la zona sudeste del continente asiático. En esta área pueden encontrarse ejemplares que se comparan con gatos domésticos debido a su tamaño.
A la variedad autóctona de África se le clasifica por separado, aunque tenga en común múltiples características con el resto de las especies de su tipo. Su rasgo más llamativo se halla en su cola puesto que está recubierta de escamas.
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