La consecución de procesos que se llevan a cabo para la formación de un nuevo ser es esencial, especialmente aquellos que se desenvuelven durante la organogénesis. En esta parte del crecimiento embrionario, justo después de la segmentación y gastrulación, se da la formación de los sistemas de órganos, que derivan de las capas embrionarias: ectodermo, mesodermo y endodermo.
La organogénesis sucede al iniciar la tercera semana de gestación. Durante el lapso que dura este mecanismo, los tejidos primarios crecen y marcan su diferenciación, lo cual continúa extendiéndose hasta la octava semana de gestación. Aunque la mayor parte de los órganos están formados hasta ese momento, aún requieren crecer un poco más.
En síntesis, durante esta etapa el embrión pasa de ser bilaminar a trilaminar, mientras que las capas embrionarias se separan en las ya conocidas. Dado que la organogénesis es un periodo delicado, se debe tomar en cuenta que es el que mayor riesgo tiene ante circunstancias externas, que puedan comprometer el crecimiento del feto.
Organogénesis cada semana
Justo antes de que la organogénesis se manifieste, los miembros internos del cuerpo no tienen forma o tamaño definidos que permitan su identificación. De hecho, son considerados bajo el término de “rudimentarios”. En es la tercera semana que el cambio mostrará sus primeros efectos:
- Tercera semana: Cuando realmente se presenta la implantación del embrión en el útero, sitio donde permanecerá durante su crecimiento y hasta el momento del alumbramiento. En este tiempo, tanto el corazón como algunas células musculares son apenas visibles y con movimiento limitado.
- Cuarta semana: La estructura del embrión comprende tres capas celulares, que serán las responsables de formar los tejidos de su cuerpo. La primera, el endodermo, se trata de la capa interna que provee de hígado, pulmones y sistema tanto respiratorio como digestivo al nuevo ser. Asimismo, el mesodermo o capa del medio se encarga de la formación de órganos sexuales, huesos, cartílagos, sistema circulatorio y riñones. Finalmente, la capa externa, conocida como ectodermo, se centra en los ojos, el cabello, la piel y el sistema nervioso. Durante esta etapa también se formará el sistema nervioso central, el cual comprende la médula espinal y el encéfalo.
- Quinta semana: Se estima que el crecimiento del embrión se multiplica al menos cuarenta veces de su tamaño inicial. Tanto su sistema circulatorio como su esqueleto empiezan a ser más palpables y firmes, mientras que la placenta ya cuenta con la cantidad necesaria de líquido amniótico para preservar al bebé y protegerlo.
- Sexta semana: es el corazón el protagonista de esta etapa. De igual forma, las células inician la carrera por dividirse sin detenerse. En el caso del feto humano, este toma una forma más parecida a la de un bebé, aunque su cabeza es aún demasiado grande en comparación al resto, y en lugar de ojos o nariz, hay manchas opacas. En este punto, el pequeño ya cuenta con páncreas y apéndice.
- Séptima semana: El embrión ya es un feto completo, los órganos y tejidos fundamentales han madurado y el esqueleto comienza a caer, para tomar la forma que debe tener. De igual forma, la placenta continúa el curso de su desarrollo, dotando de nutrientes al pequeño.
- Octava semana: Los órganos mayores ya han completado su formación, aunque su camino de crecimiento es aún muy largo. El bebé ya cuenta con labio superior y párpados, mientras que sus orejas y nariz ya empiezan a ser visibles. Asimismo, el cuerpo procede a alargarse y se vislumbran tanto sus piernas como sus brazos. A través de la fina dermis, es posible ver el esqueleto, similar a un cartílago suave.
gastrulación
Gracias a la gastrulación es que las capas embrionarias logran emerger. Sin embargo, aunque son solo tres, no hace de este periodo menos complejo. Según la especie, puede presentarse por distintos procedimientos: deslaminación, invaginación o embolia, migración celular desde el epiblasto o epibolia. Se inicia al finalizar la segunda semana y culmina al terminar la cuarta semana, aproximadamente.
Según el número de capas, se pueden distinguir entre diblásticos y tríblasticos. Los primeros, son animales que solo poseen dos hojas embrionarias, entre los que se agrupan: ctenóforos, poríferos o esponjas y cnidarios. Los triblásticos, en cambio, son aquellos con un desarrollo más complejo, de tres hojas embrionarias. Pueden ser protóstomos y deuteróstomos.
segmentación
En esta se muestra la separación del cigoto, la cual genera diversas células conocidas como blastómeros. Es común que se compare al pequeño huevo con una mora debido a sus protuberancias, por lo que en algunos casos se le denomina “mórula”. Este a su vez, da forma a la parte interna de la masa la cual contará con una cavidad llamada blastocele.
La separación se lleva a cabo de distintas formas, siempre en consonancia con la cantidad de vitelo que posea el pequeño ovoide. Cuando existe una menor cantidad de vitelo, la multiplicación se realizará de una forma más rápida. Como dato curioso, en el caso de los anfibios, los cambios durante la organogénesis son mucho más notorios a nivel hepático, que en el corazón.
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