La víbora es una especie perteneciente a la familia Viperidae. Se caracteriza por ser altamente venenosa. Tiene la facultad de inyectar o inocular sustancias tóxicas a través de sus colmillos. Sus rasgos son muy característicos, empezando por su cuerpo que es alargado y carente de extremidades. Su cabeza es de forma triangular, como la punta de una flecha, y su mandíbula retráctil se puede desarticular, para permitirle devorar presas de gran tamaño. Las glándulas que producen su veneno se hallan en la parte posterior de sus ojos.
Su capacidad de adaptación es amplia, por lo que se pueden encontrar víboras en casi todo el mundo. La mayoría de las variedades son originarias de África y Sudámerica. Entre las más conocidas se hallan la ápid, hocicuda, Seoane, cornuda, gabón y la víbora verde.
Características de la víbora
La víbora posee dientes largos y punzantes. Los suelen mostrar con frecuencia para asustar a sus posibles depredadores. Posee dos colmillos que puede retraer, para poder cerrar la boca sin lastimar su cavidad inferior. En ellos se ubica un conducto central por el cual pasa el veneno que inyecta a sus presas. Al morder ejerce presión en las glándulas que ostenta en la cabeza, para que éstas puedan soltar la ponzoña con relativa fuerza.
Los ojos de la víbora poseen una pupila en forma elíptica, muy similar a la de los gatos. Este rasgo evidencia que es un animal de hábitos nocturnos.
Su piel está cubierta de escamas rugosas, pero el borde final de cada escama no coincide con la siguiente. Al contrario, se superponen logrando un parecido a las tejas de un techo.
La víbora posee un sistema de termo localización en su nariz, que le da la capacidad de captar variaciones de temperatura a corta distancia (se estima que a unos 50 cm). Está ubicado entre las aberturas nasales y los ojos, y gracias a él pueden cazar en la oscuridad.
¿Cómo funciona la cavidad termo sensorial de las víboras?
La cavidad termorreceptora o foseta termosensible de la víbora, tiene una estructura muy parecida al termo receptor labial de las boas y pitones. El orificio donde se encuentra es profundo y tiene una membrana similar a la de un tímpano, que divide el termorreceptor en dos componentes de tamaño diferente. El más grande es el que tiene contacto directo con el ambiente.
Hay un canal que conecta las dos partes, y las rodean un grupo de músculos que le dan la posibilidad de abrirse o cerrarse. Allí existe una membrana con una gran cantidad de terminaciones nerviosas, mediante la cual percibe la radiación infrarroja producida por diversos organismos. Al poseer estos mecanismos en cada lado de la cabeza, puede estimar su distancia y dirección con mucha precisión.
alimentación de la víbora
Las víboras son carnívoras y depredadoras. Se alimentan de aves, anfibios, reptiles, pequeños mamíferos e incluso de otras especies de serpientes. Se las devoran enteras si es preciso.
Su mandíbula se expande estirando unos ligamentos que posee en el cráneo, para amoldar el tamaño de su cabeza al de la presa. Por esto, la víbora es capaz de tragar presas hasta tres veces más grandes que su cabeza.
Se sabe que este animal puede pasar por un periodo de aletargamiento e inactividad mientras está en proceso de digestión. Puede tardar días e incluso meses, dependiendo del tamaño de la presa. Las partes que no puede digerir, las excreta o vomita.
Reproducción de la víbora
A los dos años las víboras ya han madurado sexualmente, aunque los machos pueden demorar un poco más. El clima, la ubicación y la disponibilidad o no de alimentos son determinantes para su reproducción. Algunas se pueden multiplicar en primavera y las otras en verano o en cualquier época del año. Si no tienen su apetito cubiertono, sencillamente no se aparean.
Los machos se guían por las feromonas para localizar a las hembras. Éste debe llamar su atención, porque es ella la que decide con quien estar. Algunos deben pelear para ganarse el derecho a copular.
Una vez «triunfado», excitan a la hembra frotando su espolón o simplemente la persiguen hasta que ella esté dispuesta a iniciar el encuentro sexual.
Por lo general se unen mediante la zona cloacal. El macho sujeta a la hembra con su hemipene, por las paredes del orificio, hasta ejecutar la fertilización. Tras el acto la deja sola, porque ella se vuelve tan agresiva, que es capaz de matarlo.
Justo antes del alumbramiento, la hembra se hincha completamente aplastando ciertos órganos e interrumpiendo la alimentación, por la falta de espacio en su estómago. Algunas paren individuos formados, pues retienen los huevos en sus cuerpos hasta que las crías se han formado. No obstante, hay víboras como la ratonera, por ejemplo, que ponen huevos. Pueden ser de seis a 30, y eclosionan luego de 65 o 70 días. Éstas se pueden reproducir dos veces al año.
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