Probablemente en algún momento habrás confundido a la chinchilla con un lindo conejo o un hámster, por su gran parecido. Pero ni siquiera son familia, ni pertenecen al mismo género. Su denominación científica es Chinchilla lanigera y suele encontrarse en Los Andes de América del Sur y en localidades montañosas, repletas de rocas y arena. Hay quienes lo crían como mascota. Se dice que su nombre podría provenir de una tribu andina llamada Chinches, aunque también se relaciona con la lengua quechua: “silencioso” (chin) o “fuerte – valiente” (sinchi).
Características de la chinchilla
La chinchilla doméstica surgió de la mezcla de la especie cola corta y la larga. Gracias a ese «experimento» se logró que el animal pudiera desarrollarse sin ningún problema en cautiverio. No obstante, hay pocas cantidades del roedor en su hábitat salvaje.
El animal alcanza una longitud de 20 centímetros aproximadamente y llega a pesar entre 600 y 800 gramos. Sus ojos son enormes, con una excelente visión que le permite desplazarse sin ninguna dificultad en horas nocturnas. Sus prominentes orejas largas y bigotes, también funcionan como una suerte de brújula que le ayuda a guiarse cuando está en territorio desconocido. Su pelaje es impresionantemente tupido. Presenta hasta 20.000 pelos por centímetro cuadrado. Puede ser de diferentes tonos, como blanco, gris, marrón y negro.
El pelo abundante le sirve incluso para defenderse de los ataques de los depredadores. Cuando es atrapado y tiene la oportunidad de escapar, sólo deja sus vellos al enemigo.
Por otro lado, hay que decir que la chinchilla cuenta con cuatro dedos en las patas delanteras y tres en las dos posteriores. Generalmente, no poseen garras afiladas.
Aspectos generales
Cuando están en su hábitat, las chinchillas se movilizan en grupos. No obstante, hay quienes han podido verlas solas en las colinas, pero no es lo más común. Esta especie es capaz de construir madrigueras en las que conviven hasta unos 500 ejemplares. Su espeso pelo les sirve para mantenerse cálidas cuando hay bajas temperaturas. Por lo general se congregan debajo de la tierra o entre rocas.
Emiten sonidos similares a los chillidos o chasquidos de dientes. Lo hacen para comunicarse con sus pares, aunque también cuando quieren buscar pareja o demostrar que se sienten amenazados. Cuando quieren defenderse, estos roedores emanan chorros de orina con el fin de distraer a su enemigo y así poder huir rápidamente.
Se reproducen cuando alcanzan la madurez sexual, a los cinco meses de edad. En menos de una semana, la hembra comienza el celo, que se presenta mensualmente. Una vez que el macho insemina a su pareja, ésta se embaraza y su período de gestación es de 111 días. Paren de una a tres crías.
Alimentación y cuidados de la chinchilla
En cuanto a la alimentación, es preciso resaltar que la chinchilla es vegetariana, por lo que se nutre de plantas, frutas, hortalizas, raíces y pasto. Cuando se tiene en casa, se le puede proporcionar alfalfa y heno. Aunque no beben agua constantemente, se cree que absorbe lo que necesita del rocío que cae durante el amanecer. En caso de que esté en cautiverio, es preciso garantizarle hidratación siempre, para que pueda mantenerse el mayor tiempo posible. Se sabe que es un animal muy longevo, pues llega a vivir hasta por 15 años.
Los que decidan tener una chinchilla en el hogar, deben cerciorarse de darle los cuidados apropiados. Entre ellos un espacio a su medida, comida adecuada para la especie, agua limpia, un lugar al que pueda acceder para descansar y elementos para roer (madera, por ejemplo). Un juguete tampoco está demás.
Casi desaparecido
Como ya hemos destacado, el principal atractivo de la chinchilla es su pelaje, lo que irónicamente se ha convertido en su enemigo también. Ocurre que el hombre persigue a este roedor con el fin de usar el pelo para la elaboración de prendas de vestir, como chaquetas y abrigos de pieles.
En épocas antiguas, la chinchilla era apreciada también por su carne y para la fabricación de mantas que utilizaban los cazadores para protegerse del frío en las montañas. Y es que esta lana es muy suave y ligera, pero proporciona el calor necesario.
La caza del roedor para estos fines ha incidido en su desaparición rápida. Algunos países han promulgado leyes con el fin de proteger la existencia de la chinchilla, como Chile, que promueve la cría en laboratorios del animal.
Sin embargo, es una acción que no ha sido muy replicada en otros territorios en los que habita.
Además, existe otro problema que pone en riesgo la existencia de la chinchilla: es utilizada para experimentos científicos. Muchos laboratorios la someten a estudios rigurosos para medir sus virtudes, como su excelente audición, o para probar fármacos contra el mal de Chagas.
La chinchilla es un animal ideal para que esté bajo el cuidado de un niño, por ejemplo, debido a que no requiere grandes esfuerzos o inversiones monetarias para su bienestar.
Deja una respuesta