Como caracol se conoce a los moluscos gasterópodos, caracterizados por llevar sobre su cuerpo una concha en espiral. Los hay marinos y terrestres, y se contabilizan unas 75 mil especies. Su nombre científico es Achatinafulica, y una de sus particularidades es que se mueven con lentitud, alternando contracciones y elongaciones musculares ondulatorias. Se arrastra como los gusanos y es tan fuerte, que puede levantar 10 veces el peso de su propio cuerpo en posición vertical.
Algunos caracoles son originarios de África Oriental. La mayoría producen una sustancia conocida como baba, que les facilita su desplazamiento, aunque tiene otras funciones muy útiles. Favorece su regulación térmica, disminuye las probabilidades de sufrir heridas, agresiones externas e infecciones, y les ayuda a ahuyentar a insectos como las hormigas.
Hay caracoles de tierra y caracoles de agua y su nombre científico es Achatinafulica. Se caracterizan por su andar lento, cuya velocidad depende de la especie, pero por lo general es de 1.3 a 2 centímetros por segundo. Este movimiento lo alternan con contracciones y elongaciones musculares y ondulatorias. Recorren unos 55 metros por hora y tienen un andar permanente.
Para avanzar el caracol se arrastra por las superficies y son muy fuertes, tanto que pueden levantar hasta 10 veces el peso de su cuerpo estando en posición vertical.
Características del caracol
El caracol es pulmonado. Esto significa que posee un pulmón por medio del cual puede aprovechar el oxígeno obtenido a partir de la respiración.
Sobre su anatomía, se puede decir que posee 20.000 dientes que, por ser microscópicos, le permiten alimentarse del moho de las rocas y de otros alimentos, porque contrario a lo que se piensa, no todos mantienen una dieta herbívora. Existen caracoles omnívoros, detritívoros y carnívoros.
El tamaño, el hábitat y la edad, son algunos de los factores que determinan su nutrición. Aprovechan muy bien las bondades de las hojas, tallos, vegetales, cortezas, frutos, hongos, algas o materia orgánica. A veces roen huesos para proveer de calcio a su concha.
El ejemplar más grande es el caracol de tierra que puede pesar 2 libras y medir 15 pulgadas. Los más ágiles son los caracoles de jardín. Aunque solo pueden recorrer 55 metros por hora, su andar es muy constante. Curiosamente no marchan en línea recta, sino en patrones circulares, por lo que se cree que no son animales dotados de mucha inteligencia.
El caracol manzana, es el más prominente de los de agua dulce, con sus 15 centímetros de diámetro y poco más de 600 gramos de peso,
Más de él y de sus comportamientos
Su sentido de la vista no es muy desarrollado, y tampoco puede oír. El caracol se vale de su olfato para poder hallar sus nutrientes.
Sus hábitos son nocturnos. Prefiere los días nublados porque le huye al brillo de la luz. En abundancia de ésta, y durante las épocas de extremado calor o frío, opta por ocultarse en el interior de su concha, la cual se sella con un opérculo que en primavera o en climas húmedos, se rompe. Si bien algunos realizan este proceso en solitario, otros se agrupan para hibernar.
La concha del caracol, que está conformada por carbonato de calcio, crece cuando éste lo hace. A medida que se va desarrollando el molusco, cierra una sección de la concha y va creando una especie de espiral, debido a que cada cámara es más grande que la anterior. Cuando construye un reborde alrededor del caparazón, significa que culminó su crecimiento y comienza su reproducción
Un caparazón de escudo
El caracol tiene una concha dura en la espalda que es como su escudo de protección. Está compuesta de carbonato de calcio, la cual tiene forma de espiral y se forma gracias al manto, el órgano encargado de secretar los componentes necesarios para que se arme esta caparazón.
Cuando nacen, los caracoles tienen una concha fina, muy frágil, la cual se va endureciendo a medida que el animal crece y gana calcio, por lo que termina siendo una concha muy fuerte.
La mayoría de los caracoles producen una sustancia llamada baba que les facilita su andar. Por donde pasan dejan un rastro de la sustancia por el suelo, que es una especie de moco que el caracol segrega para desplazarse por diversas superficies y para mantener su humedad.
Reproducción del Caracol
El caracol es hermafrodita, y aunque se ha dicho que puede procrear por su propia cuenta, no es un planteamiento certero. Como la gran mayoría de los animales, debe aparearse para poder tener sus crías.
Los caracoles de jardín, por ejemplo, pueden inseminarse uno al otro, con la finalidad de fertilizar internamente sus óvulos. Usualmente, la fecundación se realiza durante la primavera y el otoño, en zonas templadas, especialmente en la noche. El proceso puede extenderse entre cuatro y siete horas.
Sus huevos son enterrados bajo la superficie, a algunos centímetros de la capa fértil. En cada puesta pueden depositar 15 unidades que eclosionan después de 15 días. De los mismos surgen las caracolitas.
Los caracoles, pueden poner huevos una vez al mes. Algunos, al ser promiscuos, pueden albergar el esperma de otras parejas durante meses, e incluso años, sin que esto afecte los ciclos de reproducción.
Hábitat de los caracoles
Los caracoles pueden permanecer en desiertos, lugares de clima frío, zonas montañosas e incluso pantanos.
En su hábitat natural, pueden llegar a vivir hasta siete años, a excepción de los conocidos como manzana o acuáticos, que viven entre dos y tres años. En raras ocasiones, pueden desarrollarse hasta los treinta años. Su existencia se reduce cada vez más por la destrucción de su biósfera y la proliferación de agentes contaminantes.
En la mayoría de los casos, las muertes de los caracoles se deben a los ataques de depredadores o parásitos como escarabajos, serpientes, sapos, tortugas, orugas depredadoras y aves como gallináceas, faisánidas, acuáticas, anátidas y túrdidos.
Las larvas, pueden entrar por la apertura del caparazón y comerse al animal. Sus enemigos más grandes, los aplastan para acceder al cuerpo blando del interior y comérselo.
Un caso notable es el de la especie Pseudocharopa Whuteleggei, que es muy vulnerable a la rata negra, un animal que ha llevado a este caracol casi a su extinción.
Alimentación
Uno de los órganos más importantes del caracol de tierra es la rádula, que lo tienen solo los moluscos, y es vital para su alimentación. Es como una lengua que tiene unos 20 mil dientes microscópicos hechos de quitina que lo ayudan a alimentarse del moho de las piedras y de otros alimentos, pues no todos son herbívoros; también hay caracoles omnívoros, detritívoros y carnívoros.
Los caracoles aprovechan su hábitat y no desperdician las hojas, tallos, vegetales, cortezas, frutos, hongos, algas y cualquier materia orgánica que tengan a su paso. En algunas ocasiones hasta raspan huesos para nutrirse del calcio que fortalecerá su caparazón.
Curiosidades del caracol
Los caracoles no andan en línea recta, suelen hacerlo en círculos, por lo que se consideran poco inteligentes.
Son animales más nocturnos que diurnos. Prefieren los días nublados porque no les gusta el brillo de la luz. Cuando hay temperaturas extremas de frío o calor, los caracoles optan por guardarse en su concha, que se sella con un opérculo que en primavera o climas húmedos se rompe.
Por lo general la muerte de los caracoles se debe a la acción de los depredadores o parásitos. Y cuando se multiplican y dañan cultivos o a alguna especie o al ser humano, ya se consideran una plaga.
Usos medicinales
La baba que segrega el caracol es muy utilizada en la medicina natural por sus múltiples beneficios, especialmente para curar lesiones cutáneas.
Esta baba de caracol mejora de manera rápida las lesiones de la radiodermitis, causada por exposiciones contantes a las radiaciones ionizantes. Favorece la restauración de los fibroblastos, encargados de la restauración cutánea, y protege la piel de los radicales liberados en las radiaciones.
Los fármacos fabricados a base de baba de caracol sirven para mejorar las enfermedades del aparato respiratorio y hasta se dice que tiene efectos afrodisiacos.
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