El gato de las arenas es un mamífero que habita en el desierto, de allí que también se le conozca como gato del desierto. Originario de África, Asia, Arabia y Pakistán, se parece mucho al gato doméstico. Prefiere salir de noche y resguardarse en su guarida durante el día. Sus movimientos son sigilosos y, curiosamente, puede pasar meses enteros sin tomar un sorbo de agua.
Científicamente se le denomina Felis margarita, y según estudios, es la especie más diminuta del género Felis, a la par del gato patinegro (Felis nigripes), Ninguno sobrepasa los 50 centímetros de longitud.
Al igual que otras especies de su tipo, el gato de las arenas tiene los sentidos de la vista y el oído bastante desarrollados. Los aprovecha especialmente cuando va a cazar a sus presas, las cuales puede ubicar hasta debajo de la arena. Cuando come y le sobra, guarda la porción restante para su próxima comida.
Características del gato de las arenas
El cuerpo del gato de las arenas es pequeño, pero robusto. Mide entre 40 y 55 centímetros de largo, sin incluir la cola que mide entre 20 y 30 centímetros. Su peso oscila entre dos y tres kilos. Los más grandes no pasan de los tres kilos y medio.
El pelaje del gato de las arenas tiene una tonalidad arena, como sugiere su nombre. Algunos presentan pequeñas pintas negras en diferentes partes del cuerpo, principalmente en el rabo, donde también tiene una mancha muy resaltaste en la punta. En el vientre, el mentón y la parte baja de la trompa se le ve un pelaje blanco inmaculado.
Sus orejas son cortas, anchas y redondeadas. El pelaje en esa zona es un poco más oscuro, como marrón rojizo, y las puntas son marrones. Por dentro tienen vellos blancos, gruesos, que los protegen de la corriente de la arena y la brisa.
El gato de las arenas tiene una cabeza ancha, con apariencia aplanada en la parte superior. Sus extremidades son cortas y gruesas. El pelo que las recubre evita que se hunda o se queme mientras camina por la movediza y caliente arena del desierto.
Hábitat DEL GATO DE LAS ARENAS
El gato de las arenas vive siempre entre la arena. Por eso tiene la capacidad de soportar cualquier temperatura, desde 0° hasta pasados los 55° centígrados. Actualmente está presente en los desiertos de Sahara, Egipto, Arabia, Pakistán, Afganistán, Irán, Jordania, Siria, Irak y algunas regiones de Asia. Incluso se halla en el desierto de Karakum, donde la temperatura puede llegar a 80° centígrados, y luego bajar a -25°.
Alimentación
Como se dijo antes, el gato de las arenas se mueve sigilosamente y con mucha precaución en busca de su presa. Su sentido del oído le ayuda a buscar debajo de la arena. En el día se esconde entre rocas, y durante la noche va en búsqueda de sus alimentos. Persigue aves, reptiles, roedores, insectos, lagartos y arañas. El líquido que le aportan este tipo de comestibles le es suficiente, por lo que puede pasar semanas sin absorber agua adicional.
Reproducción del gato de las arenas
Para llamar la atención de la hembra, el gato de las arenas emite un sonido, como especie de ladrido, con el que las atrae para aparearse. Dos meses después de la copula, la hembra podría llegar a parir hasta ocho gatos, pero por lo general sólo trae al mundo de tres a cuatro.
El ejemplar joven se independiza a partir del cuarto mes, y al año ya será un adulto sexualmente activo. Con frecuencia anda solo, pero no delimita su territorio como otros gatos. Al contrario, puede compartirlo con otros ejemplares de su género, pero no con muchos a la vez.
Amenazas de la especie
La mano del hombre es la amenaza más potente del gato de las arenas por varias razones. Las trampas que arman en el desierto para evitar que ciertos animales se coman a los pollos de granja, resultan letales para estos felinos.
También se cuenta la venta ilegal del ejemplar para ser criado como mascota. A pesar de ser un animal muy manso, no logra vivir más de un mes en cautiverio. Generalmente se enferma de las vías respiratorias, por lo que no es recomendable tenerlo en esas condiciones.
Destaca además la degradación del hábitat natural como amenaza del gato de las arenas, así como la introducción de perros y gatos salvajes que, además de comérselos, le transmiten afecciones que acaban con ellos. Por otro lado, hay quienes los cazan para comercializar la piel, y son presas predilectas de chacales y lechuzas. A pesar de no haber una amenaza de riesgo inminente, la verdad es que corre muchos peligros.
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