El gato persa, es una de las razas más apreciadas de estos animales de la familia de los felinos. Sus rasgos particulares como su largo pelaje y su cara chata y sin morro, le otorgan un aspecto señorial, que desde los tiempos feudales lo convirtieron en una de las mascotas más elegidas por la realeza. A diferencia de otras razas de gatos, el persa es una de las más domésticas, de hecho, suele conocérselo como “gato de sillón” por su carácter tranquilo. A lo largo de los años estos animales han ido perdiendo sus instintos independientes y callejeros y no logran sobrevivir fuera de un ambiente doméstico y sin la debida atención.
El origen del actual gato persa
Los primeros antecesores del gato persa llegaron a Europa, más precisamente a Italia, en el siglo XVII. Algunos dicen que fueron embarcados de contrabando desde la Antigua Persia – actual Irán – y se convirtieron en los primeros felinos de pelo largo en llegar al continente europeo. Por otro lado, un magistrado de las cortes de Francia, introdujo en ese país otra antigua variedad de gatos de pelo largo, provenientes de Turquía, conocido como gato de Angora.
Pero fue en el siglo XIX, en Gran Bretaña, que de la cruza del antiguo gato persa y del gato de Angora, se obtuvo una raza de pelo muy largo y sedoso, y con una gran variedad de colores. A partir de ese momento, esta cruza obtenida se comenzó a criar, llamándolo gato persa.
Características del gato persa
Como característica fundamental y más destacada, el gato persa posee una cabeza redonda, donde sobresale un cráneo ancho. Visto de frente, este animal tiene la cara chata, los pómulos marcados y prominentes. Su hocico es marcadamente corto. Los ojos grandes, se presentan bien separados y abiertos, generalmente con colores intensos y brillantes. La nariz bien chata – que define a la raza – debe estar ubicada entre los ojos. Las orejas del persa son pequeñas y levemente redondeadas.
El gato persa mide entre 40 y 50 centímetros de longitud y llega a pesar hasta 4 kilogramos. No es un gato estilizado, por el contrario, cuenta con un cuerpo robusto y con buena musculatura. A este tipo de conformación corporal se la conoce como cuerpo “Croby” y en el caso de estos animales en particular, está montado sobre 4 patas cortas y gruesas.
Como hemos señalado, el gato persa es una raza que cuenta con el pelo más largo entre los felinos de du tipo. Éste es abundante, sedoso y espeso. La cola también exhibe un pelaje largo y es redondeada en la punta. La longitud de la cola no debe superar la mitad de largo corporal del animal. En cuanto a los colores, el gato persa puede presentar una gran variedad. Existen ejemplares de un solo color, pudiendo variar estos entre el blanco, azul, marrón y crema. También existen variedades con una combinación de 2 y hasta 3 colores.
El carácter del gato persa
Estos animales son, definitivamente, hogareños. Se han adaptado de tal forma a la vida doméstica que les sería imposible sobrevivir en ambientes más hostiles como otras razas de gatos. Su carácter es afable y cariñoso. Logra establecer vínculos muy sociales no sólo con los humanos dentro del hogar, sino con el resto de los animales. El gato persa no tiene ningún tipo de inconvenientes de convivir con otros gatos o con perros.
Es una raza que se presenta como ideal para vivir en ambientes de poco espacio, pisos en alto y departamentos, ya que pasará la mayor parte del tiempo durmiendo o haciendo ostentación de su belleza.
Los cuidados del gato persa
Dada la pureza de su línea genética, los gatos persas requieren cuidados especiales. Además, esta característica los hace difíciles de reproducir ya que las camadas de crías son pequeñas, generalmente de uno a tres, considerándose tres crías una camada abundante.
El período de gestación de un gato persa ronda los 64 días, los cachorros necesitan de numerosos cuidados al nacer y hasta los 4 meses de vida, tiempo en el que se destetan de su madre.
Si bien el gato persa dedica varias horas de su vida al aseo de su pelo, es necesario el cepillado diario, prestando atención al extremo de la cola donde suelen alojarse pulgas. El cepillado es importante ya que evita que el animal trague demasiado pelo, lo que a menudo provoca problemas intestinales.
Debido a su escasa actividad física, es muy importante prestarle atención a la alimentación del gato persa para evitar problemas de sobre peso y de obesidad.
Esta raza es propensa a desarrollar una enfermedad llamada enfermedad renal poliquística – PKD por sus siglas en inglés – que puede ocasionar serios trastornos en el animal. Para ello, el diagnostico precoz a través de la consulta periódica al veterinario, ayuda a evitar estos trastornos.
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